LOS METALES Y EL ARTE

  

Después de la piedra, los metales fueron el principal material de trabajo de artesanos y herreros.

Fue a partir del siglo XVIII, con los avances tecnológicos, cuando se permitió una mejor aleación de los metales, principalmente del hierro. La aparición de hornos más grandes favoreció la producción de acero. Es sin duda una de las aleaciones más innovadora y flexible presentes en diversos ámbitos de nuestra vida, si bien la primera idea que nos viene a la cabeza cuando hablamos de estos materiales es industria o construcción. De todas formas, en nuestra vida cotidiana nos lo encontramos de formas tan dispares como un cuchillo, una barandilla o un avión.

Cuesta más relacionarlos con el mundo del arte donde se pueden encontrar obras de inigualable belleza. Debido a que no se corroe fácilmente permite que se puedan admirar verdaderas obras de arte, tanto en interiores como en exteriores ya que con la protección correcta se podrán admirar con la belleza del primer día. Los materiales son diversos acero, hierro, acero inoxidable o acero corten, este último se ha convertido últimamente en un material muy utilizado por arquitectos y escultores debido principalmente a su nulo mantenimiento.

Los ejemplos de obras con estos materiales son amplios desde la torre Eiffel, monstruo de 10.100 toneladas de hierro reciclado, el Atomium con sus nueve esferas de acero hasta la araña de Bourgeois que podemos admirar en el museo Guggenheim de Bilbao, obra realizada en bronce que abraza con sus patas a cuantos quieran admirarla.

Indudablemente muchas de estas obras se han convertido en emblemas artísticos que hablan de las ciudades donde se encuentran por sí mismas.

No se puede entender el desarrollo de varios siglos sin estos metales, que además, se pueden reutilizar y reciclar fácilmente amoldándose a los requisitos de sostenibilidad que obligatoriamente nos tenemos que exigir para los próximos años.

Sin duda alguna los metales vinieron para quedarse.